La cuenca oriental del Mar Mediterráneo, también conocida como el Levante, siempre ha sido un eje entre los tres grandes continentes de la historia antigua: Europa, Asia y África.
Por aquí pasaban todas las caravanas comerciales, desde las alfombras de Persia, las especias de India, el papiro de Egipto, la mirra, el incienso y muchos otros productos.
Por esta misma razón y debido a su ubicación geográfica, el Levante también fue el escenario de las principales batallas entre los grandes imperios, que aspiraban al dominio de la región o simplemente lo utilizaban como pasaje obligatorio al nuevo territorio a conquistar.
La historia de la humanidad siempre ha estado acompañada por la fe, transmitida a través de creencias e idolatrías desde sus momentos más tempranos. Fue en esta región donde comenzó el monoteísmo, y con él, las religiones judía, cristiana y musulmana.
Todos estos hechos convierten a esta región en una de las más importantes del planeta. Vajar por ella es literalmente viajar a través de la historia de la humanidad.
Esta tierra ingresó tempranamente en los libros de historia para nunca más desaparecer.
Originalmente llamada Canaán, esta fue la Tierra Prometida al patriarca Abraham y sus descendientes. Años después, pasó a llamarse Israel en honor al tercer patriarca.
Israel es el escenario de la Biblia. La cuna de las tres religiones monoteístas. El campo de batalla de las guerras más famosas de la antigüedad. La puerta de oriente para conquistadores europeos como Alejandro Magno y Pompeyo. La puerta de occidente para conquistadores musulmanes como el califa Omar.
Permaneció en el sueño de millones de judíos dispersos por el mundo después de la Diáspora Romana, alimentando un sentimiento y convirtiéndose en el ADN de este pueblo, sin importar dónde se encontrarán.
Un sueño que se hizo realidad a principios del último siglo, donde los judíos regresan a la tierra de sus ancestros movidos por una fuerte ideología sionista que servirá de motor para convertir la tierra de Israel en un país fuerte, creador y renovador.
Un polo de inspiración tecnológica, médica, agrícola y educativa.
Símbolo de resiliencia y esperanza.
De la lucha por la paz.
De religiosidad y libertad.
La tierra del ayer, hoy y mañana.
Un destino turístico incomparable.
Un complemento increíble para una visita a Israel.
El Reino de Jordania es un destino auténtico.
Desiertos poco habitados y preservados. Pueblos en las montañas con una población humilde, amigable y hospitalaria.
Un país con innumerables atracciones turísticas, comenzando por la famosa ciudad perdida de Petra, una de las siete maravillas del mundo.
Decenas de fortalezas del Imperio Cruzado, ruinas romanas de la época herodiana, monasterios cristianos del siglo IV y una vibrante capital que intenta traer el futuro a esta antigua tierra.
Lujosos resorts en las orillas del Mar Muerto, para descansar y disfrutar de las aguas más saladas del planeta.
Para culminar el desierto de Wadi Rum, un desierto colorido con un cielo estrellado y mucha infraestructura para pasar una noche inolvidable.
Este nombre lo dice todo. Quién no recuerda sus primeras clases de historia en la escuela.
La tierra de los famosos faraones y Cleopatras, de las pirámides y la Esfinge.
Una tierra que combina la escasez del desierto con la abundancia del río Nilo, considerado el más largo del mundo.
El imperio más antiguo de la humanidad que ha inspirado a muchos otros a lo largo de la historia.
Pasear por sus bazares, templos y monumentos es como caminar en nuestra memoria.
Hacer un crucero por el Nilo es como un viaje al pasado, asombrando a los viajeros por la habilidad y visión de los constructores de la época.